
No he muerto Hipólito.
Al contrario, el fulgor de vida que me habita ha sido el motor que sostiene el hilo de vida que me asiste en medio de este limbo, que se ha vuelto la vida sin ti.
El desconcierto también me lame y peor aún, es tan latente que por momentos siento que me horada el alma.
Al contrario, el fulgor de vida que me habita ha sido el motor que sostiene el hilo de vida que me asiste en medio de este limbo, que se ha vuelto la vida sin ti.
El desconcierto también me lame y peor aún, es tan latente que por momentos siento que me horada el alma.
De nada sirven las premoniciones de los gitanos que te han visto, pues en esta encrucijada estamos juntos y mientras tengamos la fe suficiente para recordarnos y estar unidos tácitamente en puntos distantes de este mundo, sin contactarnos por eternas jornadas, siempre mi recordado Hipólito, tendremos una opción y podremos superar las brechas de nuestra condición humana, esa que nos embarga y que nos ha relegado a este laberinto.
Siento de forma retozante el dolor que nos ha causado este distanciamiento. El no poder besar tu falo y tenerte dentro, sintiendo como me nutro de tus calores y me lubrico con tus briosos movimientos, de verdad, me mortifica y no por Teseo, él en últimas es tan solo un accidente en la geografía de mis días, una de esas que per se existe, se mantiene y sobrevive a remolinos de costumbres, sin mayor acento.
Siento de forma retozante el dolor que nos ha causado este distanciamiento. El no poder besar tu falo y tenerte dentro, sintiendo como me nutro de tus calores y me lubrico con tus briosos movimientos, de verdad, me mortifica y no por Teseo, él en últimas es tan solo un accidente en la geografía de mis días, una de esas que per se existe, se mantiene y sobrevive a remolinos de costumbres, sin mayor acento.
¿Cómo crees que pensaría en anularte y borrarte de la faz de la tierra?
Ciertamente el morir por amor suena un poco incitante, pero el amor es tan bueno, tan noble como solo algunos metales, que no puede causar la muerte. Ni siquiera Romeo y Julieta murieron por amor, ellos liquidaron sus vidas por equivocaciones de voces, desacuerdo de tiempos y sobre todo por perder el norte, la fe y la consigna clara de saberse mutuamente bien al final de la eterna travesía.
Sobre lo que preguntas, ¿si es mi coño el bien más preciado de Teseo? ¿si equivale a algunas de sus joyas? Me duele decirte que pese a que no distingue un fierro de un diamante, para él, dentro de su entorno y en su lecho soy la más virginal de las criaturas. No interesa lo puta, lo caliente y lo perversa de mi conducta, pues con el soy totalmente desvergonzadas, sin temores ni resquicios, libre y entregada solo al placer que me da ser feliz en cada instante que por humanas razones, por jerárquicas obligaciones, comparto las mieles de mi piel con los fluidos de su sexo que así no lo creas, logra sincronizarme con la luna llena y llevarme al éxtasis de forma plena.
Así es Hipólito, mis sueños eróticos no son solo tuyos.
Mi mundana condición me ha enseñado a explorar opciones de afecto, campos de acción y roles que sean garantes del placer de ser la mujer caliente y mundana que disfrutas entre tus brazos, cada vez que con lujuria y sin temor nos dejamos enredar por la carne y nos liamos sin palabras a la única causa que importa ahora: poder vibrar, mojar cada recóndita curva de estos laxos cuerpos con las lágrimas de la emoción que da el saber que podemos fraternizar con la carne y comulgar en el silencio que se articula entre nuestros vellos y se lía con la flama de cada beso que nos damos en la furtividad, luego de nadar en tu semen, sin importar nada más que el sabernos unidos, amalgamados en esas tajadas de vida que solo saboreo y disfruto junto a ti.
No es tarde Hipólito. No desistas de vivir.
Preocúpate menos por las cargas de cuentas que llevamos a cuestas y trata en lo posible de darte más a la vida que aun nos asiste y con la que tenemos el compromiso inquebrantable de seguir, de latir y de vivir todo aquello que otros, retadores del minotauro no han podido saborear.
No entiendo en medio de toda esta estratagema que se ha vuelto sortear cada dia para disfrutar en silencio cada nueva luna, junto a sus mil estrellas, porque dudas que en este mundo, en esta vida aun tienes tareas por hacer:
- La primera de ellas, proporcionarme la felicidad extrema, exprimida en cada acto de pasión absurda que nos acerca a la muerte y nos recarga la vida sin temor alguno.
- La segunda, hacerme gritar y gritar tu de euforia, de pasión. La vida no puede ser un continuo silencio, una permanente y muda travesía que nos habita sin más noticias de estar ahí.
- La tercera de tus tareas, es llevarme al cielo una vez que me tengas en tierra junto a ti, cerca a tus cares, magras y parejas, deberás, sin ninguna oposición o resistencia, hacerme tuya, con placer y sin prisas.