viernes, 21 de diciembre de 2007

He tenido una visión


Estimada Fedra,
He tenido una visión contigo en pleno éxtasis.
Si, lo confieso. Y lo peor, maldinga sea, es que era una visión feliz. Te cuento: Era de madrugada y me encontraba en mis aposentos con Fiona, Lena y Teofera, que son mis concubinas de turno. Habiamos bebido un poco de linaza con lejia y fumado algo de hierbas sagradas con tabaco traídas de ultramar. La noche fue espléndida como siempre. Cantamos las odas más sensuales que te puedas imaginar y Fiona fue capaz de imitar a los dioses del Olimpo como ninguna, situación que nos impregnó con la gracia de la risa.

Lena y Teofera,que son dos mujeres blancas, de piernas largas y de cabellos dorados, apostaron a cual de las dos era capaz de besarme más por más tiempo y en los rincones más placenteros. Lena sabe de danzas árabes, prendió incienso y bailó imitando a sus diosas y se tomó el atrevimiento, raro en las esclavas de estos días, de besarme en la boca, de acariciar mi lengua con su lengua, y como no opuse resistencia, las demás la imitaron sedientas.

Hacia la media noche, Teofera me pidió permiso para llamar a Enaro, un negro grande, salinado y calenturiento que me han asignado por guardaespaldas y suele dormir a la entrda de mi dormitorio con sus herramientas carnales a disposición todo el tiempo. La mujer lo beso, le acaricia las gónadas y tuvo el atrevimiento de llevarlo hasta la cama que ardía en licor, humo, babas, deseos, energías, lascibia y pecado cristiano.

No supe como, pero la batalla de los cuerpos sobrevino. Eramos comos serpientes arrastrandose en el fango, lamiendose y comiendose unas a otras. Imaginate cinco seres enajenados, sueltos, lascivos, ofensivos, sedientos, relamiendose unos a otros, hasta que de pronto se desata la furia, y la nieve fría de las emociones que se alberga dentro de tu cuerpo se descarga en el cuerpo de alguien, en la boca de alguien, en las entrañas de alguien, en el culo de alguien...

Y sin saber cómo, tu instante se cruza como un rayo con la felicidad susprema, con el único, con la nada y con el todo.... y tus gemidos y los gemidos de todos son un aullido que baña el universo... y es que hemos tenido un orgasmo colectivo frenético y abrasivo.

Y fue allí, mi querida Fedra, en medio de ese momento maravilloso, de mente en blanco, de éxtasis sin adjetivos, que mis ojos pudieron verte como la imagen que necesitaba para llegar al cielo. Como el cuerpo por el cual, real y conscientemente mis fluidos de nieve helada se desvergonzaban y mis piernas se abrian para ver al diablo socavando mis entrañas.

Asi es Fedra. Así es. No quiero estar contigo pero mi mente y mi cuerpo, viles y putos, te buscan en el paroxismo de la nada para saber que el placer es placer y que la dicha tiene tu nombre.

Que la cicatriz de la duda por mis encantos por la poesía, no te ciegen para saber de mis ansias. Porque no se trata de sobrevivir, sino de tener Poder para poder. Y tu, cuando quieres puedes.