
Al amanecer de este día, no tuve más que buscar un pretexto para hablarte y escuchar como tu voz, distante me horadaba cada poro, al extremo de excitarme en silencio, pues la bulla propia de los nuevos días me acunaba en su prisa diaria...
Hipólito, al imaginarte lejano, aislado en la laxitud de la inercia y la falta de actividad, recorrí mentalmente tu cuerpo y mientras me decías como estabas y que parte de ti tocabas con esas manos que con morfemas, describen, perfilan e incluso se vierten en mis comisuras como bálsamos, no pude evitar ansiar el tener tu inigualable y mucha veces anhelado falo en mi.
Si. El sentirlo mentalmente jugando en mis entrañas, nadando entre mis liquidas sensaciones, me hizo recordar como tus gónadas, danzan al ritmo del brio y vibran con nosotros, esofue único. El cuerpo es pródigo con los recuerdos de la buena piel y esta se hace fresca cada vez que recuerda los olores y ardores que hacen de ella el vehículo adecuado para abrir el laberinto que encierra la ontología de quienes con carne, cubrimos el cuadrao raciocinio, que limita y controla, las ganas desesperadas de enredarnos a la carne y amalgamarnos con tal fuerza y de forma tan laxa, que me gustaría sentir como cada una de mis desvergonzadas curvas se cierran en tus cimas más profundas, sin mayor afán que el deshacerme poco a poco, poro a poro, gota a gota, entre tus poros como si yo, la fuerte y única Fedra, fuera de vapor, como si nada pudiera hacer ya para anular esta existencia desahabitada en este mundo, en el que no estas y al que por tus convicciones mundanas, creo nunca llegaras.-
Hipolito, quiero con la fuerza de mis dioses y el impetu de mi raza, que venzas la tierra y la mar, para tenerte cerca y disfrutar, asi solo sea una única vez, cada gramo, cada atomo de tus mieles sin mayor afán que volverte a amar, una y otra vez, sin parar, solo con el próposito de ser tuya, tal como lo soy ahora, tal como sabes, lo seré por muchas, quien sabe cuantas lunas.